Por razones de rendimiento en peso y volúmen, la rúcula se vende en general en hojas demasiado crecidas y con un sabor que no agrada a quien la prueba.
Los buenos productores recogen las plantitas completas cuando son bien tiernas, porque si son grandes el sabor se acentúa y pierden delicadeza.
Ingredientes
2 ramos de rúcula
50 gramos de manteca
3 cucharadas de harina
sal
pimienta
1 hoja de laurel
1/2 litro de leche
8 tajadas de queso de máquina
4 tajadas de paleta cocida
Preparación
Lavar las hojas de rúcula y dejarlas escurrir, luego hacer ocho ataditos.
Envolver cada uno con medias tajadas de paleta y las de queso y sujetarlas con hojas de puerro o cebolla de verdeo.
Derretir la manteca sobre calor suave, añadir la harina, mezclar sobre el fuego durante unos minutos, incorporar la leche y el laurel y cocinar revolviendo con cuchara de madera hasta espesar.
Retirar la hoja de laurel, aderezar con sal y pimienta.
Colocar los ramitos de rúcula en una fuente enmantecada, cubrirlos con la bechamel y gratinar en horno bien caliente.