La cocina francesa no es sólo un privilegio para pocos, una exclusividad muchas veces representada por las ostras, el champagne y el foie gras.
Los platos más preciados en Francia son simples y populares, como la soupe à l’oignon (sopa de
cebollas), la quiche lorraine (tarta con huevos, queso y panceta) y la bullabesa (sopa hecha con los peces más económicos, como el rascaso y el congrio).
Todos estos platos tienen en común la complejidad de los sabores y la sencillez de su elaboración.
La crêpe, por ejemplo, que es uno de los manjares franceses más conocidos en el exterior, se prepara sólo con huevos, harina y leche. La sabiduría y el ingenio de los franceses, sean chefs reconocidos o modestos cocineros, son los que permitieron transformar ingredientes básicos en una gastronomía admirada en todo el mundo.
Ingredientes
500 g de langostinos pelados
50 g de manteca
1 chorrito de whisky
4 puerros
30 g de harina
3/4 litro de leche
100 g de queso rallado
aceite de oliva
nuez moscada
sal
pimienta
Preparación
Flambear los langostinos con el chorrito de whisky, agregando sal y pimienta. Reservar y guardar el jugo de los langostinos que queda.
Cortar los puerros en pedazos de medio centímetro y saltearlos hasta que queden transparentes, con sal y pimienta a gusto.
Hacer una salsa blanca y agregarle sal, nuez moscada, pimienta y el jugo que quedó de los langostinos.
Una vez que los langostinos, los puerros y la salsa blanca estén listos, mezclar y recubrir con una capa de queso rallado.
Hornear 10 minutos a 180 ºC y gratinar.