Ingredientes
1 cebolla pequeña
2-4 dientes de ajo
2-3 cucharas de aceite de oliva
1 lata grande de tomates pelados o tomates pelados y troceados
1-2 cucharas de concentrado de tomate (pasta de tomate)
1 copa pequeña de vino tinto (0,1 l)
1 ramita de romero
3-4 tallos de perejil
1 pimentón pequeño picante (opcional)
1 chucharita de orégano
sal
pimienta
Preparación
Pelar la cebolla y el ajo, picar en cuadros pequeños y hacer un refrito con el aceite caliente en una olla plana de superficie amplia o en un sartén hondo, pero no dejar que el refrito adquiera color.
Agregar los tomates junto con su zumo, mezclar junto con el concentrado de tomate y añadir el vino tinto.
Echar el romero, el perejil, el pimentón picante y el orégano. Poner sal y pimienta al gusto.
Dejar cocinar esta salsa sin tapa a fuego muy lento por al menos media hora, si es posible se recomienda incluso dejarla cocinar por una hora o más.
Echar cada cierto tiempo un pequeño chorro de vino tinto, pero la cantidad total no debe ser
mayor a una pequeña copa. Ya que gran parte del líquido se evapora, echar regularmente también un pequeño chorro de agua y mezclar bien.
Al final de la cocción la salsa debe tener una consistencia muy espesa, casi como una pasta suave para untar, y debe desprender un gran aroma.
Importante: Se debe echar la salsa de tomate formando una capa delgada y regular sobre la superficie de la pizza. Si se echa muy poco, la pizza no tiene sabor, si se echa demasiado, la masa adquiere una textura fangosa. Además se debe dejar siempre alrededor de la pizza un borde de ½ cm. sin salsa – en este espacio libre de salsa la masa crece con el calor del horno y se forma un borde delicioso y crujiente que impide que los ingredientes se desborden de la pizza. Por lo tanto es importante que este borde no sea mayor a ½ cm en vista de que si es muy ancho no sabe bien.
Un pensamiento en “Pizzaiola”